miércoles, 12 de noviembre de 2008

COLUMNA: HACER Y DESHACER


Por: Rosario Avril



Merolico…una palabra muy común pero desconocida…

“Hablas como un merolico”, decimos al hacer referencia a una persona que habla mucho; sin embargo, pocas personas saben el origen de este mexicanismo.

Merolico fue una persona, un suizo que llegó a México en 1879. Su nombre real era Rafael Juan de Meraulyok, pero como su apellido era impronunciable, todo quedó en “señor Merolico”.

Muy pronto se dio a conocer en la capital por su poder de conversación y sus varios títulos universitarios, uno de los cuales lo acreditaba como médico, profesión que ejerció porque la Escuela Nacional de Medicina le revalidó el título.

Y es aquí donde surge el mito del merolico. El hábil suizo mandó hacer anuncios que lo presentaban como médico cirujano y dentista, profesiones que ejercía en las calles. Para unos era un milagro, pero para otros un charlatán; así, le gritaban:”Merolico, Merolico! ¿Quién te dio tan grande pico? Lo cierto es que no pasó desapercibido, pues inmediatamente comenzaron a germinar los imitadores. Sin embargo, el “Señor Merolico” siguió promoviendo sus milagrosas medicinas.

Los plurales en extinción…

¿Cuántas veces no hemos escuchado decir a los vendedores del mercado o tianguis: “Sólo aquí marchantita, sólo aquí puede encontrar el zapato de cualquier número, modelo y color a muy buen precio, ¡Anímese!”?

Y realmente uno piensa en animarse o no a comprar, pues eso de adquirir un solo zapato no debe ser muy cómodo ni tampoco muy útil. Entonces regresa la voz del vendedor: “No, güerita, si le estoy hablando de los dos zapatos, o sea el par” (y pensé: “…los dos zapatos, o sea el par…métete para adentro…salte para afuera… ¡qué pleonasmos tan garrafales!)

Pero eso no es lo único, en el puesto que le sigue otro marchante grita: “Aquí se maneja toda la sandalia; sobre todo la que está de moda.” Y volvemos al asunto de si comparé sólo una sandalia o me dará las dos.

Parece que está de moda “comerse” la s del plural…o será que yo esté abusando de la s al decir sandalias y zapatos, o sea, “el par”.

Y al decirlo me doy cuenta del origen del problema. Resulta que zapatos y sandalias, son nombres comunes que normalmente se usan en plural, porque se refieren a objetos que están compuestos por dos partes simétricas, como tijeras, pantalones, gafas; por lo tanto son objetos que necesariamente usamos en par, a no ser que nos hayamos lastimado el pie y no podamos calzar uno de ellos.

Si volvemos al ejemplo del marchante que decía “el par”, lo que está utilizando es un nombre colectivo, es decir, un nombre en singular que designa un conjunto de objetos, en este caso dos. ¿Otros ejemplos?: arroz, gente, ejército, docena, muchedumbre, familia…

Digo todo esto porque las personas no hablan correctamente; emplean los singulares cuando son plurales (bástenos los ejemplos de sandalia y zapato), por no decir que le aumentan s a verbos en pasado (dijistes, venistes, trajistes).

Por eso es importante conocer nuestro idioma; leer es una gran ayuda en este tipo de situaciones o incluso para aclarar cualquier duda lingüística, también hay diccionarios (el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, por ejemplo). Podemos hacer y deshacer con nuestro español, pero cometer esos errores por costumbre… ¡Eso sí que no!

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